Campaña

Finalmente me animé y, de la mano con mi hermano, fui al E.A.A.F.
Tuvimos una entrevista en la que nos preguntaron la mayor cantidad de datos que supiésemos sobre nuestro viejo, no solo en lo concerniente a su desaparición sino también en relación a quién era él. Si bien esta campaña está centrada en la identificación de los cuerpos recuperados, el objetivo final no es sólo devolverles el nombre sino también la identidad: quiénes fueron, qué hacían, por qué lucharon. Porque sí, algo hicieron, y es importante que se sepa.
Hace muchos años que venía dándole vueltas a la idea de ir a Antropólogos, nunca había logrado juntar el coraje suficiente. Esta campaña me ayudó a animarme.
Las chances de que uno de los 800 cuerpos que hay recuperados por el EAAF sea mi viejo son bajas. Sin embargo, el seguir peleando porque su identidad no se pierda, es una forma de demostrarles a los asesinos que los 30.000 siguen PRESENTES. AHORA Y SIEMPRE.


El viernes me saco sangre. Hacia fin de año tendrán los resultados de las comparaciones de las muestras. Parece mucho tiempo, pero hace más de 30 años que no sé nada de mi viejo. Y más de 25 que junto fuerzas para preguntar. Visto así, un par de meses no parece tanto.